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Mostrando entradas de octubre, 2024

Todavía no

 Todavía no. Cuando ya no quede nada. Cuando todos se hayan ido. Cuando me hayan quitado todo. Cuando no queden hormigas alrededor de los higos y se hayan acabado los días siguientes. Cuando todo sean puros espectros y las certezas se hayan vuelto pálidas como los huesos que dejaron los perros. Cuando se nos hayan acabado las masas y los vulnerables y las minorías y la pobreza haya dejado de existir junto con los pobres. Cuando se nos haya ido el uno por ciento. Cuando se hayan desintegrado todo aquello que se iba a desarrollar. Cuando se hayan acabado las letras negras que servían para esto. Cuando se hayan pulverizado los intestinos y los sistemas inmunológicos y los órganos y sus funciones y la corteza prefrontal del cerebro, y los pies y las manos sean muñones que igual están desapareciendo. Cuando ya no haya un cuerpo ni una mirada, ni el gusto de lo que ya no está. Cuando se haya disuelto el deseo en aquello que es difícil de nombrar. Cuando no quede con qué expresar el amor. Cua

Vera

Vera se nos escabulló por un hueco de la realidad, en medio del recreo, mientras abríamos las loncheras y comparábamos qué nos habían mandado de la casa. Salimos mal en el examen de estudios sociales porque ella era la única que se sabía todos los nombres y todo aquello por lo que se les conocía. En el segundo recreo, el pasamanos guardó el frío de la noche en sus puentes de metal, la casa de madera tenía una risa menos y el tobogán exhaló un recuerdo que se deslizó por toda su superficie. Una fina lluvia cayó sobre todos los juegos, por lo que nos sentamos en el largo pasillo a contar cuando Vera esto y cuando Vera aquello. El sol salió un momento entre las nubes. Creo que algún dios nos cerró travieso un ojo.