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Mostrando entradas de mayo, 2023

Antes...

 Antes. Antes de nacer. No tiempo. No consciencia. No origen oculto tras la niebla. Ningún futuro temido, ansiado, contingente o determinado. Ninguna siembra. Ninguna sucesión de estrellas en los confines de alguna tierra. Ninguna escritura llameante en la pared de un palacio. Ningún peso, ninguna huella. Ningún rollo guardado en una vasija a punto de ser descubierta. Aquel enigma... no existe, ni sus consecuencias desvelan. Ni la esperanza de que alguien buscara una mirada encubierta, mientras veloces las sombras se retiran y se besan. Supongo que ni siquiera habrías jugado con la idea. Sin sombra, sin umbral, sin muros de defensa. 

Voy a llamar...

 Hoy tuve un extraño impulso de llamar a mi mamá. Digo que es extraño pero no acierto con la palabra. No creo que haya. Sé que todo mi organismo se detuvo por un momento mientras se daba cuenta que ya no había dónde llamarla. La he pensado tanto últimamente que, quizás, me traicionó mi mente. Esos automatismos que han quedado latentes. Decimos que el tiempo avanza pero es una maraña. Hay huellas, comportamientos, rituales, amores que son transversales. La quise llamar para decirle que sí necesitaba que habláramos con las pocas verdades que nunca estuvieron en la mesa. Así ella no se iba tan resentida ni yo me quedaba tan culpable. Así ella ya no era tan madre para mí y sí otra persona con la que se puede hablar de semillas y retoños. Así yo no me quedaba tan escindido, tan incógnita, tan al margen del sentido. 

Cerro de la Muerte

 Entre la niebla. En medio del exuberante bosque húmedo que comienza a anunciar el páramo. ¿Cómo llegué ahí? Otra vez, el oculto pasado de los acontecimientos. Una historia que nunca se cuenta. Podría perfectamente anochecer en una hora o en siete... ¿De dónde exactamente viene la luz? Pero el asfalto tiene que anunciar que algo humano necesariamente acontecerá. Aparte de mí. No puede ser cierto que yo, solamente yo, pueda ser lo humano. ¿A quién le confiaría las historias? Hay palabras que ya, definitivamente, he olvidado. Entre la niebla, me parece ver la sombra de una monja. Algún hecho convertido en leyenda, un desastre que se hizo entretenimiento para noches sin luz, o la evidencia de lo contingente para conversaciones de una ciudad que ya no transito. Un lejano sonido de agua y recuerdo de un cuerpo que no fue más que diferencia. ¿Será cierto que uno crece al romper la tensión superficial del líquido amniótico? ¿O a punta de glóbulos blancos? Mientras, hago equilibrio en esa fron

Aquellos lugares

 Siempre esos lugares oscuros del pasado. Difusos lugares. Lugares no ficticios. Ficcionalizados tal vez. Vuelvo a ellos frecuentemente. Sobre todo, en esos vacíos momentos de la tarde, de las lluvias, de la vida extraña, desnaturalizada, que es su verdadero rostro. A medida que los años se van quedando debajo de los muebles, pienso en esos lugares con intervalos cada vez más cortos. Abandonos poco reparados. Secretas violencias. Omisiones nunca reconocidas. La muerte parece inmovilizar cierto punto de vista sobre el pasado, solamente para movilizar otro. Las hojas de los árboles en aquel verano cayeron distinto, las palabras significaban otra cosa, los que fueron pequeños gestos, crecen y se convierten ellos solos en el paisaje de un instante que no deja de obsesionarme. Yo siempre, en una completa indefensión, espero... Y en esa espera, de una forma que fue imperceptible para mí, devine en algo cristalizado, duro y pulido, que refleja perennemente el mundo que le circunda. Imposible,