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Mostrando entradas de noviembre, 2016

No es cierto

No es cierto que hayan filas de deseos que esperan este minuto que está a punto de ocurrir. No es cierto que me haya rendido tampoco. No es cierto que este cuerpo y sus circunstancias se hayan vendido porque necesitaban vivir; no es cierto. Tal vez haya sido un poco cierto, quién sabe, que haya dejado caer cien promesas por la ventana del enésimo piso de un rascacielos. No hay rascacielos en San José y no he viajado tanto la verdad. No es cierto que el aire que inunda mis pulmones se haya vuelto más denso, ni que los años inequívocamente me hayan convertido en "señor". Un poco de cierto puede haber en que me ha costado borrar algunas imágenes recurrentes del año 1999. Me digo a mí mismo que si no, no sería yo. Pero la pura verdad es que nada es tan imborrable, ni siquiera el silencio de ciertas horas de la madrugada. No es cierto que tenga fantásticas expectativas de cada día que empieza, como si todo lo hiciera el destino; ya quisiera yo. Lo cierto es que me cuesta creer que

Saltar!

Es domingo por la noche. Extraño día. Todo transita con su acostumbrada lentitud. Recuerdo cuando me tiré en bungee. Tuvieron que contarme tres veces y luego me dijeron que me tirara cuando quisiera. Ese miedo de muerte. El antes de... Luego no sentí nada que pueda poner en palabras. Pude haberme reventado contra la piedra más grande del río y no lo hubiera sabido. Todo antes del latigazo. Todo antes del "sobreviví". Siento otra vez el golpe de la ansiedad. Un vacío y un muro hecho de verde y cielo frente a mí. Quiero saltar aunque el miedo se abrace a mis rodillas. Quiero saltar. No puedo devolverme y no puedo quedarme por siempre escuchando la cuenta regresiva del tiempo. Quiero saltar hacia esa otra vida que se esconde en los pliegues, en las menudas existencias, en el sueño de otras dimensiones. 

Equívoco

Es posible que haya equiparado un tropiezo con un origen. Es posible. Es posible que haya tenido una serie de equivocaciones desde entonces. La bola de nieve, según Bergson. Algo para reír. Es posible que haya cambiado de lugar algunas cosas y que, cada mañana, la angustia aflora como aquel cuento de Cortázar en la que un cronopio se descubre imaginando todos los equívocos de su propio espacio familiar. Quién sabe. También es posible, no lo niego, que haya cambiado de vida con alguien más, en algún tiempo que no atrapa la memoria, por razones inimaginables, con la esperanza de un resultado lleno de la hermosa diferencia. Y heme aquí, pensando que los días de esta vida se repiten sin cesar cuando el tema es esta vida irrepetible y sus esquinas. Me hace falta mucha imaginación para pensar lo real.

Fin de semana hecho jirones

Un fin de semana hecho jirones. Crazy, la película, me devolvió el abrazo de mi padre en las frías mañanas de domingo. Antes del baño, antes de la misa, antes del partido, antes del extraño abismo de nuestros desencuentros. Volví a sentir ese fuerte y claro amor de niño y me di cuenta que en tantos años, a pesar de distancias y enredos de aceras, no he dejado de ser amado. Tuve que llorar porque no tuve remedio, porque a uno le sucede el padre y después se lo encuentra uno niño en el espejo. Pero Buika me trajo recuerdos de vidas que no viví y de la desesperación que el amor trajo alguna vez en las suelas de sus zapatos tenis. Queda uno, y una porque somos dobles siempre, desgarrado entre los sentimientos que no puedo hablar y el silencio de este domingo con el lejano runrún de electrodomésticos. Y bueno, dejando a un lado la nostalgia, los remordimientos y resentimientos, sentí, que podía volver a pisar las losas inciertas del amor.