De las series inconclusas. El nombre.
La historia la escuché durante años de la boca de mi mamá y muy recientemente, de mi papá. Esto último me sorprende, incluso ahora que lo escribo. Mi papá siempre fue reacio a hablar sobre el pasado. Pero, creo que, por fin, lo ha alcanzado. Los hechos, también, de forma sorprendente, tienen consistencia en el tiempo. Esto lo digo porque mi madre tenía la extraña facultad de reconfigurar el pasado una y otra vez dependiendo de las circunstancias. Eso hace que siempre las historias, así como la Historia, tengan, para mí, una alerta amarilla por defecto. Pero, bueno, como decía, esta historia había superado la prueba del tiempo y también la prueba de las dos versiones que no se contradecían, aunque no fueran exactamente las mismas. Tiene que ver con mi nombre. O más bien, mi no-nombre. Mi mamá siempre tuvo resistencias a hablar de cómo fue el embarazo que culminó con mi nacimiento. Alguna vez mencionó que retuvo líquidos. No sé qué pueda significar eso desde el punto de vista esotéric