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Mostrando entradas de febrero, 2023

De las series inconclusas. El nombre.

 La historia la escuché durante años de la boca de mi mamá y muy recientemente, de mi papá. Esto último me sorprende, incluso ahora que lo escribo. Mi papá siempre fue reacio a hablar sobre el pasado. Pero, creo que, por fin, lo ha alcanzado.  Los hechos, también, de forma sorprendente, tienen consistencia en el tiempo. Esto lo digo porque mi madre tenía la extraña facultad de reconfigurar el pasado una y otra vez dependiendo de las circunstancias. Eso hace que siempre las historias, así como la Historia, tengan, para mí, una alerta amarilla por defecto.  Pero, bueno, como decía, esta historia había superado la prueba del tiempo y también la prueba de las dos versiones que no se contradecían, aunque no fueran exactamente las mismas. Tiene que ver con mi nombre. O más bien, mi no-nombre. Mi mamá siempre tuvo resistencias a hablar de cómo fue el embarazo que culminó con mi nacimiento. Alguna vez mencionó que retuvo líquidos. No sé qué pueda significar eso desde el punto de vista esotéric

En la pataconería

Música suave, un sol casi dormido y la ciudad tal cual. La vida es una cascada y yo una hoja. La rotonda de la hispanidad es un remolino de peces y renacuajos. Las sirenas nunca son lo que esperabas. Pero la música y un almuerzo con atraso y un poco de agua dulce. Hay algo de pasado en todo esto. No es nostalgia, no. Es, quizás, algún tipo de contaminación. A veces, siento que me estoy convirtiendo en otra cosa. En la página enmohecida de un libro de historia. En una nube deshilachada. En una roca sedimentaria en el lecho de un río.  Me asalta un pensamiento por la espalda. En este momento, sé que nadie piensa en mí. No porque nadie me quiera. Muchas personas me quieren. Pero su vida es una corriente que se enreda en remolinos nítidos entre las horas del día. Pero, ahora mismo, nadie piensa en mí. Y no es algo triste. Es como si la vida te rozara sin hacerte daño. Pero es, ahora me doy cuenta, completamente lo contrario. Con esto en mente, pago la cuenta. 

A la espera...

De que salten los goznes, de vos y de mí. De que se reduzcan los años que las operadoras de pensiones y las hipotecas esperan que viva. De que se vayan por el lavabo las últimas tendencias y esos rostros desconocidos y desconocibles. De que se instale de lleno alguna demencia que deje irresponsables todos mis actos. Del sueño… que se extienda como la noche sobre todas mis historias. Puedo ver panorámicamente todo aquello que será desmontado. La función, pues, ha terminado, y el público insiste en permanecer en su silla. Vos y yo, ahora trayectorias, ahora figuras de chismes que se contaron hace tiempo. El día quema sus horas rápidamente en este verano lleno de futuros de miedo y yo, en medio de cualquier habitación, vestido para la foto, con el traje de muerto que me mandó hacer mi abuelo.