A la espera...

De que salten los goznes, de vos y de mí. De que se reduzcan los años que las operadoras de pensiones y las hipotecas esperan que viva. De que se vayan por el lavabo las últimas tendencias y esos rostros desconocidos y desconocibles. De que se instale de lleno alguna demencia que deje irresponsables todos mis actos. Del sueño… que se extienda como la noche sobre todas mis historias. Puedo ver panorámicamente todo aquello que será desmontado. La función, pues, ha terminado, y el público insiste en permanecer en su silla. Vos y yo, ahora trayectorias, ahora figuras de chismes que se contaron hace tiempo. El día quema sus horas rápidamente en este verano lleno de futuros de miedo y yo, en medio de cualquier habitación, vestido para la foto, con el traje de muerto que me mandó hacer mi abuelo. 

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