Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2016

Un llamado

Hoy te estoy llamando para que te presentés, para que se anuden las circunstancias y por fin estés aquí soñando en esta cama, andando descalzo los pisos de mi vida. 

Viernes y música

Se hizo de noche completamente y una suave música puebla los segundos que como trenes pasan cargando algunos recuerdos e inseguras premoniciones. Hoy el pasado está inundado, echado a perder. Basta que uno tenga un par de lágrimas y suceden estos contratiempos. Estoy sentado frente a la pantalla brillante de la computadora y me confieso a medias porque soy pésimo para los fanatismos y los azotes. Quisiera poner un poco de tristeza por aquí y un poco de nostalgia por allá como quien embellece un centro de mesa porque no sé si estoy triste realmente o simplemente no lo puedo expresar con la sencillez que debería dictar la honestidad. Tal parece que siempre miento un poquito. Supongo que todas las máscaras me acusan. Las mentiras terminan convirtiéndose en un laberinto lleno de trampas, sin embargo, ¿no son los laberintos la trampa mayor que encierra algo maravilloso? Es tan fácil perderse en el pensamiento y en las visiones de un yo que busca la redención. Mis perros corren y se revuelca

Migaja

La vida es una migaja de ojos y sonrisa, ¿quién lo hubiera pensado? Es una luz secreta en ese espacio blanco de los encuentros. Y la palabra siempre es otra cosa. Es sostener ese puente invisible, que no se desplome encima del caudal de los deseos, que siga disponible para saber si alguien se anima a cruzar hacia ese otro lado hecho de reflejos. Es por eso, creo, que la gente dice: "me siento viv@". Y tienen toda la razón. Lleno de miedo y henchido de un amor que no pude poner en ninguna parte tal parece que llevo las de perder. Y la vida... Bueno, ya sabés, es una migaja para este perro hambriento que espera bajo la mesa.

Mañana de viernes

El suave frío de esta mañana de viernes. Después del feriado, parece que nadie se decide a comenzar con las carreras de siempre. Breve time out. Sólo las aves cantan el círculo de la existencia. Casi inquebrantable. Yo mismo doy vueltas compulsivas por el pasado y repaso con dedos temblorosos los amores que no fueron. Por lo menos hay sol, me digo, aunque todavía no siento su calor. Quisiera sustituir tantos miedos por alguna premonición, pero el futuro, como lo saben todas las sibilas, es una trampa para ingenuos. Es ahora, justo ahora, que se acaba esta pequeña disgresión y voy a entrar de lleno en la corriente ineludible del día.

Urgencia

Dejo cabos sueltos, retazos, hilos colgando, pendientes, acciones interrumpidas, muchos para después porque viene la avalancha del mañana. Maquillo de orden la angustia. Corro, corto y corro lejos de la puerta, hacia la calle, por la acera, rumbo a la parada del bus. Dejo volar tres pensamientos sobre el más tarde como si no fuera suficiente ya tener esta urgencia en el adentro. Subo la escalera de las horas como si el cielo pudiera acercarse a la tierra y si me detengo es porque me detienen otros más apurados que yo. Estoy lleno de cicatrices; la navaja del ahora es afilada y, a veces, uno pierde el equilibrio. Me digo cuando llegue, cuando llegue... Pero la verdad es que si uno llega, si alguien llega, no sabrá qué hacer con el sentido. Esa escurridiza criatura que nos muerde el deseo. Hoy cuando amaneció imaginé la noche como un segundo pequeño dormido en su propia eternidad. Inmune al urgente querer del deseo, a la coherencia siempre lejana del sentido. 

Paredes

Imagen
En la sucesión de las paredes que he visto alguna vez, destacan la pared de madera de mi cuarto de niño que colindaba con el comedor de esa vieja casa de mis padres; y la pared llena de retratos de desconocidos que vi en un sueño. De noche, cuando estaba acostado en mi cama pero la luz del comedor seguía encendida porque mi madre se quedaba hablando con algún invitado o le daba de comer a mi padre que llegaba con unos tragos de más, podía ver hebras de luz que se colaban a través de las rendijas de la madera. Los murmullos de los adultos se volvían una tranquilizadora canción de cuna para aquel niño que temía la oscuridad. La vida, todavía, parece ser la espera del sueño mientras busca uno esas imposibles trazas de luz entre los acontecimientos. Imposible captar algo inteligible entre los murmullos lejanos de las almas. Siempre se pregunta uno, antes de dormir, qué es el tiempo. Uno posa la cabeza en la almohada y ocho horas se convierten en un segundo. Efectivamente, es una caída en e