Urgencia

Dejo cabos sueltos, retazos, hilos colgando, pendientes, acciones interrumpidas, muchos para después porque viene la avalancha del mañana. Maquillo de orden la angustia. Corro, corto y corro lejos de la puerta, hacia la calle, por la acera, rumbo a la parada del bus. Dejo volar tres pensamientos sobre el más tarde como si no fuera suficiente ya tener esta urgencia en el adentro. Subo la escalera de las horas como si el cielo pudiera acercarse a la tierra y si me detengo es porque me detienen otros más apurados que yo. Estoy lleno de cicatrices; la navaja del ahora es afilada y, a veces, uno pierde el equilibrio. Me digo cuando llegue, cuando llegue... Pero la verdad es que si uno llega, si alguien llega, no sabrá qué hacer con el sentido. Esa escurridiza criatura que nos muerde el deseo. Hoy cuando amaneció imaginé la noche como un segundo pequeño dormido en su propia eternidad. Inmune al urgente querer del deseo, a la coherencia siempre lejana del sentido. 

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