Antes...
Antes. Antes de nacer. No tiempo. No consciencia. No origen oculto tras la niebla. Ningún futuro temido, ansiado, contingente o determinado. Ninguna siembra. Ninguna sucesión de estrellas en los confines de alguna tierra. Ninguna escritura llameante en la pared de un palacio. Ningún peso, ninguna huella. Ningún rollo guardado en una vasija a punto de ser descubierta. Aquel enigma... no existe, ni sus consecuencias desvelan. Ni la esperanza de que alguien buscara una mirada encubierta, mientras veloces las sombras se retiran y se besan. Supongo que ni siquiera habrías jugado con la idea. Sin sombra, sin umbral, sin muros de defensa.
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