Ella...

Ella se desliza por la superficie como si la esperanza no importara o fuera un artículo de lujo para ingenuos. Deja estelas a su paso que desaparecerán como desaparecen los rostros del pasado o los pequeños eventos que fueron esenciales algunas vez. Sin peso, da igual si una pluma, si un planeta. Sin culpa, da igual si la vida o la muerte. No hay espacio para los remordimientos si hay movimiento. Detenerse es una ficción, un pensamiento que uno, como humano, se permite para curarse del vértigo. Ella lo sabe y, si fuera el caso, podría sentir compasión, si ese momento ajeno a las convulsiones, temblores, espasmos, viajes, erupciones, contracciones, expulsiones y engullimientos de todo el universo durara algo más que mi lágrima abandonada en el asfalto de este cálido verano.

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