Dos palabras

Hoy me di a la tarea de desvestir de espejismos un par de palabras traviesas. Quién lo hubiera pensado de ellas. Tan comunes, tan corrientes; como dicen. No es que uno se proponga pasarlas por alto o decirles "hoy sí", "mañana no". Pero la larga historia de cotidianos manoseos destruyen en uno la capacidad para el asombro. Es así que me di hoy a la tarea de escucharlas con cuidado, en la corriente invisible del sonido. Las escribí, las pinté, les hice una poesía a cada una y, finalmente, las dormí en medio de un silencio feliz. Sentí que había reparado alguna esquina agrietada de mí mismo. Y que una palabra era algo más que un nombre, que una orden o un desconsuelo. Era un espíritu, una aventura y un sueño compartido desde una memoria envuelta y misteriosa; como un regalo.

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