Insomnio

 La tibieza de la oscuridad y sus imágenes dispersas, confusas, efímeras... Todo da vueltas atraído hacia un deseo mortal. He visto esperanzas que salían presurosas por debajo de la puerta. Como si una casa fuera un barco. Como si fuera océano, un país. Como si el propio mundo fuera solo profundidad, porque no puedo sondear siquiera la magnitud de su abismo. Floto ingrávido. En esas aguas superficiales de lo cotidiano y lo trivial. Hasta que el miedo, la ansiedad y, a veces, el pánico. ¿Me recordás? Tengo un dolor profundo en el hombro izquierdo. He pensado seriamente en comenzar a llorar. De forma terapéutica. Pero creo que pronto amanecerá. Y descenderá el nivel de las aguas. Y volveré a ver el camino definido por el que transitan los días. Aquella parada de bus, que se hunde pesadamente en la memoria, será pronto una anécdota.

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