No domingo

 Dejo la sombra moverse por mi adentro. Da lo mismo materia o energía, cuerpo o espíritu. La sombra no sabe de binarios ni diferencias. Mientras, resuelvo lo pequeño. Hago un té de zacate de limón, me como una granadilla, pongo la comida de los perros. Ellos simplemente esperan. Se dedican completamente a su hueso, a los latidos de su corazón, a su peso en la cama. Yo, mientras, intoxicado de humanidad, quisiera arrancarme todo ese adentro plagado de sombra y quedarme puro exoesqueleto, blanqueado al sol de este verano inclemente. Pura respiración sin pulmones. Puro amor sin objeto. Solo porque me ha abandonado la divinidad y soy más profano que el polvo. 

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