El yo

 Es el yo que con sus uñas afiladas se aferra a eso que es estar consciente. Una vez que ha sucedido el pliegue, el trapo retorcido de la existencia, esa extraña propiedad que emerge de las cosas que están juntas, ya no se puede concebir lo que no existe. Precisamente me parece escuchar: "no puedo no existir". Es algo detrás de esa interminable corriente de pensamientos desatados. "Debo seguir existiendo", agrega mientras los incendios se desatan y las cumbres se precipitan y los cielos y sus estrellas desaparecen de la noche. Uno lo cobija porque la representación del tiempo es tirana y porque no puedo imaginar la muerte. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mall y Jameson

Ecología del adentro

Abismo