Quietud

La velocidad se apodera de las carreteras. Autos innumerables dan vueltas acompasadas en las rotondas de esta ciudad mosaico. Miles de personas toman desesperadamente las calles, los buses, los taxis. Picos y palas entran pesadamente en la tierra con un ritmo hipnótico. Y las nubes... , esos habitantes de las premoniciones, se desplazan como en sueños por el cielo. Yo me quedo quieto. Espero. Nada parece perturbar las conocidas rutinas. Siento resonar las almas en mi interior llenas de rabia, tristeza y esperanzas. Yo mismo soy una cavidad llena de armónicos inesperados. Imposible identificar una hebra de identidad mas que esta forma de sentir, de observar, de esperar... Pronto llegará el bautizo de la velocidad para mí. Seré una partícula más entre las innumerables que pueblan este universo extraño desesperado por las premoniciones.

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