Debajo de la mesa

Debajo de la mesa, las manos sobre la cabeza, los ojos cerrados, apretados, el pecho forzado hacia las rodillas, las rodillas empujan el duro suelo de cemento; los oídos reventados, acidez, la nariz no cesa de reconocer los inconfundibles olores; mucho polvo, sonidos, sonidos y sonidos, creo que es la cabeza; corazón y corazón que pone en marcha el tiempo; la espera del dolor sin tregua, la tregua que da un leve recuerdo, un pendiente irrelevante, como quien saca al pensamiento por la ventana más alta y le pide que no vuelva. Debajo de la mesa, las manos sobre la cabeza..., la vida haciendo equilibrio sobre cada segundo a punto de desaparecer...

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