Extraño

No es por el tráfico, empujado por los latidos insistentes del deseo. Ni porque la espera en una parada de bus desolada me recuerde viejas películas del spaghetti western. Ni siquiera por ese caminante que veo a o lejos, inconfundible en esa camiseta tan blanca que parece un engaño. O porque la ciudad es un enorme hongo que carcome las montañas. Es por esta mirada rota, esta fisura en la palabra, es por esa misma imposibilidad de explicar lo imposible o porque existir acontece sin ningún permiso. Es por esto y no por otra cosa que el día de hoy es extraño como aquellos compañeros de colegio que insistían fervientemente en la destruccion masiva de aquello que había sido la infancia.

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