Recuerdo en la madrugada

Las huellas de lo que fue siguen su itinerario en alguna esquina del pasado. La luz bordea sus contornos suavemente como una caricia trasnochada e inoportuna. Es casi imposible resistirse al embrujo de la memoria aunque sea solo para llenar esta hora oscura de la madrugada. ¿Es así cómo te hacés presente? ¿Caminando a lo largo de una acera en San Pedro? ¿Esperando un bus hacia el centro de la Vía Láctea? ¿Dejando suspendida una mirada en el recuerdo? Te juro que hubiera querido cruzar esa calle ancha, que hubiera querido superar el miedo y que así, sin más, hubiera abrazado la historia; cualquiera que hubiera sido. Ah, el pensamiento. Basta un cabo de alguna cuerda y empieza a deshilachar sin descanso esas impresiones de lo que fue. Ah, el corazón. Basta una ausencia y no deja de probar, por si calzan, todos los objetos que encuentra en ese espacio vacío de la cama.

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