Batería vieja

Hoy el corazón es una batería vieja cuyo ácido se ha filtrado a través de las comisuras del metal. El líquido corrosivo se ha diseminado por mis arterias, por mis venas, ha alcanzado algunos órganos esenciales y me ha sacado una lágrima herrumbrada por mi ojo derecho. Quisiera decir que queda algo de sangre caliente en este cuerpo que da vueltas obsesivas alrededor del amor como si fuera un carro de juguete, un planeta o un filósofo. Quisiera decir que existe algún botadero para estos corazones viejos. Tildarlos de desechables o llamar a alguna oficina que pudiera responder por ellos. Pero no. Quisiera sí, quisiera que uno o dos tornillos se hubieran aflojado en mi espalda y que todo el peso de esos años manchados por el recuerdo se cayera, de repente, para dar paso a otra cosa; un ser alado o qué sé yo cómo es el después.

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