Noche y noche

Medianoche. Tu rostro se hunde en la oscuridad de las sombras que te acompañan. Ya no puedo verte. Te has vuelto uno en un abrazo que no me incluye. En este espacio pleno de luz, circundado de monstruos, ya no puedo sentirte. Escucho que te alejás, gruñendo. Seguís el rastro de las heridas que yo no pude infligirte y ya sé que encontrarás ahí lo que te pertenece. Mientras, en este despoblado sin madrigueras, escucho canciones que no podrías reconocer porque el siglo XX y el siglo XXI. La muerte tiene una sonrisa coqueta y la verdad, ya no luce tan mal después de un par de tragos y si apago todas las luces.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ecología del adentro

Abismo

Aquellos lugares